miércoles, 23 de enero de 2013

LENGUAS MÁRTIRES

He podido leer hoy en un examen que 2008 fue el año de las lenguas por la UNESCO. Ese año estaba encaminado a la protección de las posibles lenguas que puedan desaparecer en los próximos años. No solamente en Europa como por ejemplo el gaélico escocés, sino fuera de ella, como es el caso de las lenguas indígenas cuyos reductos están mermando día tras día. También se hablaba del dialecto del catalán, el valenciano el cual se habla en una zona de España, Valencia y sus tierras colindantes.

Y, aunque no estaba en el texto, yo me pregunté por qué hay lenguas que desaparecen, que de la noche al día desaparecen y se esfuman así como así. Pues bien, como otras muchas veces recurro a la biología y a la adaptación del medio que rigen qué especies hay en un determinado momento y cuáles no.

No hemos de ver a una lengua como algo social, algo que no depende de la adaptación, sino que la hemos de ver como un ser biológico cuyo ADN se encuentra en mismas proporciones en todos sus hablantes y que descienden de otras que evolucionaron hasta dar paso a la lengua en cuestión. Las lenguas, al igual que las especies se agrupan dependiendo de unas características y según sea la lengua madre de que descienden. ¡Qué raro, es como la clasificación de las especies! Pues bien, muchas lenguas han triunfado y predominan en la sociedad por su poder de adaptación, por ese poder de no supeditarse a los vocablos genuinos de la lengua, sino de coger palabras que hacen referencia a una realidad que esas lenguas no tienen para tratar esa realidad. Si esto no fuera así, las lenguas no habrían evolucionado conjuntamente con la coyuntura que predomina en dicho momento.

Una lengua muy expandida crea variedades dialectales que con el tiempo pueden desembocar en otro idioma si las condiciones son las óptimas. !Vaya, es como una especie que por la situación geográfica y el medio evoluciona en distintas especies¡ Otro símil entre lenguas y biología.

Yo, la reflexión que vengo a hacer en esta entrada es que hay lenguas que, o bien por añadidura o bien por imposición calan en la sociedad, pero que no llegan a cuajar del todo, evolucionan. Las lenguas han de ser más flexibles, más abiertas a los cambios y escuchar las coyunturas que les envuelven. Una lengua no puede permanecer estática sin hacer caso a los cambios que experimenta la sociedad. Una lengua no sólo ha de ser un instrumento de, en primera instancia de comunicación y en segunda de creación de belleza e intelecto, sino que ha de ser un instrumento válido con el que el hombre pueda evolucionar hacia otra especie. Y porque como ha ocurrido con otras muchas lenguas que no se adaptaron, las que no se adapten al medio y compitan por la prevalencia de su esencia acabarán por caer en el bote de las lenguas extintas o a punto de ello.


Espero que os haya gustado la entrada. No quiero que nadie se enfade o se sienta ofendido. Sólo he querido hacer una reflexión profunda sobre la biología de las lenguas. Disfrutad leyendo ;) 

domingo, 20 de enero de 2013

VÍNCULOS DE SANGRE

Muchas veces me planteo qué es un vínculo y por qué se rigen de esa manera y qué les lleva a llevarnos a actuar de esa manera, pues bien parece que encontré tal misterio en algo como la sangre, la sangre que corre por nuestras venas y nos determina el todo de nuestro ser.

Muchas veces me pregunto si deberíamos dejar rienda suelta a nuestros instintos, si deberíamos ser más racionales, si deberíamos creer en algo sobrehumano para dar sentido a estas vida. Estas preguntas no nos vienen de nuevo, pues en la historia de la filosofía todos los pensadores se han dejado el pellejo en establecer una posible respuesta que contente a todo el mundo, pero a decir verdad no se puede contentar a todo el mundo. Nuestras configuraciones cognitivas son distintas de un ser a otro. No todos tenemos los mismos pensamientos ni razonamos de la misma manera.

Cuando veo a una madre y a su hijo intercambiando eso que llamamos amor me percato de que hay algo mucho más importante que el propio sentimiento del amor, el de la sangre. La sangre o genes, llamadlo como os venga en toda gana es determinante a la hora de establecer las relaciones sociales entre miembros de la misma especie. En la sangre hay todo un compendio de esencias naturales que nos permiten identificarnos, aunque a veces no lo hacemos. Pero ello es porque va en nuestra esencia o ¿acaso nos percatamos de que vemos o sólo vemos porque siempre hemos tenido la facultad de ver?

Hay muchos pensadores que elevan las relaciones sociales a una simple obra de teatro en que los convencionalismos sociales derivados de la evolución social y cultural son los protagonistas, los pilares sobre los que la vida se sustenta. Yo en parte estoy de acuerdo, aunque también habré de reconocer que si lo mismo se cumple en otras especies, que no son la humana, será porque algo de biológico tendrá aquello, es decir, la vida biológica también es una obra de teatro en que la improvisación está muy presente. Tú te levantas día tras día sin saber si ese león que se halla en el horizonte te va a comer o no o si ese cocodrilo que merodea por las aguas del Nilo te va a clavar sus colmillos para asfixiarte y hacer de ti su desayuno del día. Todo es un devenir de acciones las cuales una vez hechas tenemos el poder de controlar.

En conclusión y última instancia, los vínculos que nos unen son más fuertes que aquello que creemos que nos separa. Es más fuerte la manada en conjunto que la zebra que intenta hacer frente a esa leona que de ella está hambrienta. Y los vínculos entre miembros de una misma estirpe es mayor que cualquier fuerza motriz en la naturaleza.


Gracias por seguir este blog y siento no haber actualizado desde hace mucho. 

Espero que os guste¡¡¡¡¡ ;)